Acabamos de entrar en el mes de agosto, lo que para la mayor parte de nosotros significa empezar a disfrutar de unas merecidas vacaciones… y también que a partir de ahora al que quiera depositar las Cuentas Anuales de 2016 en el Registro Mercantil (telemáticamente, espero) le caerá el desagradable sambenito de “presentada fuera de plazo” (hablamos de las empresas que cierran a 31 de diciembre, claro).

Para todos aquellos que llevan al día los deberes, trabajan de manera eficiente y no han pasado apuros, enhorabuena, ese es el camino; a los que se han tirado uno o dos meses de trabajo frenético para conseguir tener las cuentas a tiempo, mis felicitaciones… todos los que estamos en este sector sabemos que si no podemos tenerlo todo listo antes la mayor parte de las veces es porque no hemos recibido los datos hasta última hora. Aquí hay que hacer una mención especial a todos aquellos que se dedican a la consolidación de cuentas anuales, pues al ser el último eslabón de la cadena (no se pueden preparar unas cuentas consolidadas si antes no están listas las individuales de todas las sociedades que componen el grupo), son los más expuestos a sufrir retrasos por causas ajenas a ellos mismos.

Y para los que aún están lidiando con la preparación de las cuentas y ya, pase lo que pase, saben que las presentarán fuera del plazo, mucho ánimo y no preocuparse, que en el fondo tampoco es para tanto: las cuentas anuales son útiles por muchos motivos (acceder a concursos públicos, solicitar financiación…), pero en el mes de agosto prácticamente nadie las va a consultar, y en lo que respecta al Registro Mercantil, si bien es cierto que el año pasado ya se impusieron algunas sanciones económicas por este tema, la realidad es que sólo se aplicaron a un puñado de empresas.

Así que resignación, tratar de acabar las cuentas lo antes posible y, ya después de las vacaciones, relajados y con las pilas cargadas, analizar las causas de que se haya producido el retraso y tomar las medidas necesarias para que no se vuelva a repetir en el futuro, pues aunque las consecuencias no sean graves no por ello son deseables, por no hablar de los beneficios colaterales que podemos obtener si ejecutamos este proceso de manera eficiente: menos estrés, menos horas de trabajo, datos más fiables, mejor imagen de la empresa de cara al exterior, reducción de costes…

En cualquier caso, si no ha depositado las cuentas porque no ha conseguido que sean aprobadas por la junta general, y es de los que se pasan el día dándole vueltas a estas cosas, comunique al Registro la causa con un certificado del administrador, y de este modo evitará el cierre de la hoja registral y la posible sanción económica, y podrá irse más tranquilo de vacaciones.